En torno a 1998, Víctor Del Real (editor de Gallito Comics y mi camarada, para mayores señas) me comisionó el trazo de portada para el número 50 de su publicación. Consciente del cambio tecnológico por el que comenzábamos a transitar en aquellos años de bisagra milenaria, Del Real pensó -en una de esas desiciones editoriales que debía sacarse de la manga de tanto en tanto para mantener con vida al Gallo- pensó en combinar el talento dibujístico de quien esto escribe con el color digital de Alejandro Gutiérrez Franco, uno de los portadistas más sólidos de la revista y pionero de la ilustración digital en México. Como tema para esa misión, imaginé una escena épica en la que la armada de Dios avanzaba destruyendo a su paso un edén habitado por una pareja de simios que representaban -probablemente- a Adán y Eva. Preparé lápiz, plumilla, tinta, opalina y ensoñación.
El resultado no pudo ser más desafortunado; yo tenía un desconocimiento absoluto de los procesos y formatos de la creación digital y el descontrol técnico dio paso al total desacierto estilístico. No supe materializar la escena visualizada en mi mente y, pese a su solvencia en el color por computadora y su técnica vanguardista, Alex no pudo rescatar del horror a mi desaliñado trazo ni salvar el honor de nuestra mancuerna creativa. Su buena reputación como colorista sufrió graves lesiones y yo dejé ir mi última oportunidad como portadista de la mítica publicación. Lo cierto, lo justo y necesario es que sea yo quien asuma la paternidad de la que fue -sin duda alguna- la peor ilustración de portada de El Gallito en sus 60 números de vida.
No hay afrenta que no se cobre ni chingadera que no pueda ser redimida. A casi 20 años de aquél descalabro al alimón, he decidido corregir el pasado y recrear la dramática escena que cruzó por mi mente y que ahora reaviva las llamas de mi personal infierno ateo.
Espero que con esta nueva versión el espíritu de mi colega Alex quede libre de aquél vergonzoso estigma y que mi camarada Del Real perdone aquella bien intencionada afrenta.
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