A manera de ejercicio recreativo, retomé un autorretrato elaborado en 2010 para actualizarlo de acuerdo a mis recursos técnicos actuales y -sobre todo- al estado de ánimo imperante en este 2016. El resultado fue harto revelador: la mejoría en el manejo técnico es inversamente proporcional a la desmejoría de mi estado emocional.
Demasiada sangre, demasiado rojo… extraño la paleta de tonalidades azules que extravié en algún punto de los seis años transcurridos.
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