By José Quintero

PRESENTACIÓN EN LA FILCO 2023

El último martes del presente mes haré acto de presencia (todo sea por cumplir con los ritos) en la Feria Internacional del Libro de Coyoacán en su edición 2023. 

Esta será la segunda presentación formal del Planeta Buba en mi Ciudad de México natal y la primera de Flor de Adrenalina en su reedición del 2022. Como se ve, no soy especialmente eficaz con respecto a la promoción editorial ni con las ventas y menos con mi apersonamiento en actos públicos; lo cual no significa que no necesite publicitar a este par de títulos con los que intento poner de nuevo a flote mi proyecto editorial. Del naufragio de dicho proyecto podremos hablar más adelante (y eso siempre y cuando me agarre el sentimiento), pero de momento quisiera centrarme en esta charla.

Tuve la intención de escribir una breve reflexión (hombre pensativo y meditabundo que soy) sobre mi situación profesional actual, el inasible escenario editorial mexicano, las vicisitudes de hacer como que hago en los márgenes de la cultura hegemonica, mi desinterés casi absoluto por los temas que excitan a las masas, el desinterés absoluto de las masas respecto a los temas que me excitan, la necesidad de transformarse a través del arte y la cultura, lo fácil que suena y lo arduo que resulta pasar del dicho al hecho, la urgencia de posicionarse con determinación frente al colonialismo cultural, las ganas de disfrazarme de El Chapulín Colorado en una próxima convención de cómics… en fin, que tuve la intención de hablar de todo ello pero frente a la marabunta de temas realmente importantes prefiero guardar un silencio púdico y limitarme a invitarte cordialmente (compañero lector, compañera lectora) a una de mis redundantes pero poco estimulantes charlas.

PRESENTACIÓN EN LA FILCO 2023

PLANETA BUBA / FLOR DE ADRENALINA

DE JOSÉ QUINTERO

MARTES 28 DE MARZO 2023 A LAS 17:00 Hrs.

FORO DOLORES CASTRO

Ubicado frente a la parroquia de San Juan Bautista, con dirección en Jardín Centenario #8, Col. Villa Coyoacán.


Por cierto, me gustó la ilustración que hice para el volante promocional, así que decidí compartirlo a modo de fondo de pantalla para distintas resoluciones, iPad y teléfono pretendidamente inteligente. Puedes descargarlos comprimidos en formato .zip o bien descargar el que se ajuste a tus necesidades tecnoafectivas.



By José Quintero

Un buen libro santifica todas las guerras

Sostengo entre mis manos la flamante cuarta edición de Flor de Adrenalina. Acaricio su portada con estas manos rudas de hombre de campo (del campo de las artes gráficas) y mientras reviso cuidadosamente cada aspecto del volumen caigo en cuenta de que no volveré a leerlo hasta pasados varios meses e incluso años (así lo dicta mi tradición), de modo que aprovecho este momento para compartir algunas reflexiones a bote pronto. 


My nightmare team

Esta versión es una actualización de la publicada en 2014, así que quienes hayan leído el libro aquél encontrarán que ambos comparten el mismo espíritu, la misma vibra y similar impronta. No en vano fue producido por el sello editorial de la casa.

Ya desde la carátula se advierte que se trata de la misma obra pero depurada, corregida y aumentada. Ambas versiones fueron elaboradas con el apoyo invaluable de gente afín (amigos y camaradas) y la dinámica creativa de esta circunstancia se nota muy mucho en el volumen impreso; así que, más allá de sus valores formales, es notable el cariño, el esmero y el compromiso que el equipo de trabajo aportó en la elaboración de esta pequeña bestia editorial. Desde aquí les agradezco y me congratulo por contar con su valiosa ayuda. No serán mi dream team, pero sí mi nightmare team, el equipo que pone el hombro en mis pesadillas creativas.

Conjuro decembrino

La realización de esta edición particular me costó $angre, $udor y lágrima$. Por distintos motivos —todos ellos de ingrata memoria— se fue complicando progresivamente algo que debió ser una relativamente tersa reedición. En el penúltimo mes del 2022, apenas recuperándome de una depresión rotunda e insolente, opté por publicar el libro aunque fuera en los últimos días del agónico mes de diciembre (mala fecha, evidentemente, en términos de estrategia editorial).

La razón para tomar esta determinación es que no quería recordar el 2022 como la suma de pequeños fracasos profesionales. Este libro (pensé) conjuraría mi noche sin puente y daría un toque de dulzor al mal sabor de boca de los 12 meses anteriores. Celebro, pues, la aparición de esta flor decembrina igual que los cristianos celebran el nacimiento del niñito Dios. 

Autodefensa editorial

Dice Lokorosky (y coincido con él): “justicia es darte lo que mereces”. Hace un par de años me propuse salir de una racha infausta retomando mi proyecto editorial (que es también un proyecto de vida) y para ello es condición sine quan ni madres no dejar pasar un sólo año sin llevar al papel al menos un libro de mi catálogo personal. Planeta Buba (2021) y Flor de Adrenalina (2022) son el vivo ejemplo de este compromiso adquirido. Confieso, en un arrebato de chocante sinceridad, que la única obra que cubre mis expectativas y colma mis apetitos lectores es la de quien esto escribe. El público tiene derecho a no coincidir con esta opinión —lo respeto y entiendo— pero no podrán negarme el derecho de gustar por aquello que acontece en mi marginal universo interior. 

Diré más, en un segundo arrebato de piadosa sinceridad: A estas alturas de la vida resulta obvio que, aparte de mí, no existe ningún editor, gestor cultural o casa editorial interesados en publicar alguno de mis libros. Es por eso que me asumo editor: no como un acto de congruencia, sino de autodefensa.


El oficio

Y hablando del oficio de editor, cada vez me siento más satisfecho de mi desempeño en esta vocación tardía que es la de gestar criaturitas impresas. Entrar en modo editor es una de las recompensas más apasionantes y gratificantes, sobre todo en la medida que complementan al noble y primigenio oficio dual de dibujante y escritor. 

La otra cara de la edición independiente: el financiamiento, la promoción, los fondeos (particularmente los fallidos), la administración, los envíos, la gestión… todo me pesa, todo me cuesta el doble de lo que debería. Pero en cuanto comienzo a trabajar en cada nuevo proyecto y me adentro en esa especie de burbuja creativa toda esa talacha mundana pierde importancia. 

Un buen libro santifica todas las guerras.

Este libro

Este libro es para tocarse, para leerse y releerse, para guardarse en la memoria y también para olvidarse al poco rato. Este libro es para disfrutarlo plásticamente (¡tiene dibujitos!). Es para tomarse muy en serio. Para reír un poco, para pasar el rato leyendo lo que esté a la mano sin darle la menor importancia. Es para dialogar con él y con su autor y también consigo mismo. Para sentir la musicalidad de las palabras y la armonía orquestal del blanco y negro. Este libro es para tomarse a la ligera, para llorar un poco y atesorarlo (aunque esto es opcional) o para botarlo con indiferencia en el rincón de la cantina o el de las obras menores (aunque esto también es opcional). Este libro es para reflexionar, para pensar en la vida o en la muerte como otra expresión de la vida, para pensar en el amor eterno con fecha de caducidad o el ligue ocasional que no se olvida. Es para pensar en los animales y el milagro de su existencia. Para disfrutar de la poesía, para disfrutar también de la anti-poesía. Este libro es para mirarse en él o para guardarlo en la parte alta del librero sin siquiera ojearlo. Este libro es para agregar tres flores nuevas al jardín de la ilustropoesía.     

Este libro —lector, lectora— fue escrito para ti.

José Quintero, diciembre 2022.

By José Quintero

Un trueno desafinado y sus afinados ecos

En medio de una sala atiborrada (de desinterés e indiferencia), abrumados por un público que literalmente brilló (por su ausencia), el último viernes de febrero del año en curso fue presentado el fanzine de ilustropoesía Un trueno desafinado en Musa, Cultura Visual.  

Este acto ritual cerró un ciclo que comenzó mayo de 2021 -fecha de inicio del segundo Taller de Ilustropoesía- y deja como legado editorial la publicación que ahora comparto en formato digital.  

Nada como cerrar ciclos y compartir el fruto de nuestros procesos creativos.

¡Que lluevan los podridos jitomates!


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Comparto también el prólogo que escribí para esta noble causa.

UN ANIMAL NO CATALOGADO SOBRE LA LINEA DE HORIZONTE

I

Como todo artista sabe, la arena creativa es un escenario diverso y a veces contradictorio que lo mismo puede ser campo de batalla, jardín de juegos, hotel de paso o ring para desaseadas luchas en lodo. Durante el proceso de la creación se vale todo o casi todo; el artista goza de la impunidad necesaria para construir, crear o incluso tropezar con la ansiada obra que le redima y haga justicia a sus afanes estéticos y discursivos. Al fin y al cabo, si el artista consigue atrapar el poema, la melodía o el dibujo que lo trascienda habrá valido la pena cada maldito o bendito segundo de parto creativo.

La poesía ilustrada es el resultado casi inevitable de diversos fuegos cruzados en el salvaje oeste de la creación. Si uno dibuja y tiene un mínimo interés por la escritura poética, tarde o temprano se encontrará con ese ejercicio relativamente común que entrelaza sin querer queriendo la poesía y el dibujo. Ejercicio que -pese a su función lúdica o terapéutica- merece un destino de mayor envergadura.

Un botón de muestra basta y sobra para darse cuenta de que la relación dialógica entre imagen y poesía ha sido sub utilizada con demasiada frecuencia; que la poesía ilustrada (la ilustración reducida a una función apenas ornamental del texto poético) es sólo

la punta del iceberg de una disciplina que merece ser considerada lenguaje artístico por derecho propio. A ese estado superior de la poética graficada es a lo que he dado en llamar ilustropoesía.

Pero ¡que no cunda el pánico! Pese a mis aparentes delirios soy consciente de la condición germinal de este lenguaje híbrido. Me bastó la publicación de un libro (Flor de Adrenalina, 2009) para darme cuenta del enorme potencial de esta forma creativa tanto como de su frágil constitución. La ilustropoesía requiere de un riguroso cultivo, de facultades atípicas (escribir y dibujar solventemente) y de un buen golpe de suerte para que el maridaje entre palabra e imagen no acabe en divorcio o matrimonio forzado sino en relación fluida y amorosa. La ilustropoesía es un animal aún no catalogado corriendo sobre la linea de horizonte.

II

Estas y otras reflexiones random poblaban mi domo craneal cuando en mayo del 2021 dimos inicio el segundo taller de ilustropoesía. En rigor debería tratarse del primero, pero en 2019 le antecedió un taller de poesía ilustrada que el pudor me impide ignorar y que bien sirve de precedente para la disciplina que nos ocupa.

Este nuevo taller pretendía validar mis tesis sobre la ilustropoesía al tiempo que establecería algunas reglas o nociones básicas para darle forma y estructura definida. Quería constatar, además, la posibilidad de que otros autores ejercieran este lenguaje con cierta propiedad, con conocimiento de causa y de manera colegiada. Como quien dice, hacer poesía en manada. Como tercer premisa, buscaba hacer el abordaje desde un ámbito pedestre. Construir el artefacto ilustropoético sin delirios de grandeza ni delirios de becario; asaltar el oasis de la belleza desde el orden de lo ordinario, desde la ociosa realidad del día a día. Para mi buena fortuna, todos estos propósitos se cumplieron en una u otra medida.

El grupo se conformó por vía de una convocatoria abierta. El interés personal de cada uno fue la mejor carta de presentación y no hubo necesidad de descartar a nadie o buscar a más reclutas. Se trató de un grupo de trabajo hecho a la medida del taller y/o viceversa.

La dinámica de trabajo fue casi tersa. El compromiso de cada uno con su quehacer creativo ayudó a que el taller se moviera a buen ritmo y que no faltaran las charlas gratificantes, el buen humor y la camaradería. En un momento analizábamos tal o cual frase poética y en el siguiente hablábamos de aspectos dibujísticos

o del uso de cierta herramienta de Photoshop.

Y eventualmente, por un instante breve y como quien no quiere la cosa alguien veía de reojo y señalaba la sombra de la ilustropoesía.

III

Dejo mis opiniones de lado para que sea el amable lector quien juzgue el resultado de este ejercicio colectivo. Solamente diré que el fanzine me agrada en tanto que permite observar el trabajo acumulado de las compañeras y los compañeros y registra con puntualidad sus aciertos y desaciertos.

Mucho se habló durante las 6 sesiones de trabajo acerca de lo difícil que es encontrar el punto a la ilustropoesía. De lo fácil que es extraviarse o perder el equilibrio necesario para ejercer este duro e inútil oficio. Es fácil perderse por la misma razón que la magia no se da en macetas ni de manera silvestre; pero creo que cada ejercicio fallido y cada accidente feliz (Bob Ross dixit) nos acerca un paso más y nos permite observar a ese bicho mitológico -esquivo, esquivo, esquivo, esquivo- que es el ilustropoema.

José Quintero

Febrero del 2022

PRESENTACIÓN EN LA FILCO 2023
Un buen libro santifica todas las guerras
Un trueno desafinado y sus afinados ecos